La violencia contra las mujeres sigue siendo una lacra en una sociedad que suponemos avanzada, ni toleramos ni por supuesto disculpamos, tenemos que seguir luchando para que termine. Cuando se hace una encuesta sobre el tema a gente joven, muchas de las chicas contestan que sus novios-amigos, si se ponen celosos cuando reciben mensajes o hablan con otros chicos, es porque las quieren.
Creo que estamos mandando mensajes contradictorios: por una parte desde la familia decimos a las chicas que no se dejen controlar, que sean independientes, que pueden ser lo que quieran ser, que hombres y mujeres somos iguales, con los mismos derechos y obligaciones; a los chicos les decimos que ser un hombre no significa tener que controlar a nadie, que hombres y mujeres somos iguales, con los mismos derechos y obligaciones. Pero la sociedad en su conjunto, desde los medios de comunicación, anuncios publicitarios, películas, videojuegos, chistes, etc, les llega un mensaje totalmente diferente, ellos son el macho y ellas las princesas a las que tienen que rescatar o la mala malísima come hombres.
En las películas, él es el salvador, ella como mucho le ayuda (casi siempre con poca ropa); en los anuncios de perfumes o coches, a una señal de él, ella se derrite y acude rendida a sus pies; se siguen perpetuando los estereotipos: él ha de ser el macho alfa, el mejor, el más fuerte, el proveedor, ella la que necesita que la rescaten, que esté siempre dispuesta a ayudar, pero en un segundo plano, sin quitar el protagonismo al hombre. Si se cambian los papeles y ella es más activa o inteligente, él más paciente o conformista, pasan a ser, él un calzonazos y ella un marimacho. Por mucho que digamos a nuestros jóvenes en casa, no servirá de nada si desde el resto de la sociedad se les sigue bombardeando con estos mensajes, que nos parecen inofensivos y muchas veces hasta anecdóticos o graciosos.
Cuando un chico cree que no es todo lo fuerte y macho que se espera de él porque su pareja es independiente (no chisca los dedos y aparece una tía buena), se siente frustrado y la única manera de mostrar su autoridad y control es con la violencia sobre quién es más débil, machacándola física o moralmente. Ojo, que la violencia en sentido contrario también existe, aunque sea en menor proporción, también hay mujeres controladoras y manipuladoras que pueden hacer la vida imposible a un hombre sin “despeinarse”.
No soy muy optimista y creo que este problema no se resolverá a corto plazo, pero si cada un@ de nosotr@ desde nuestra parcelita, hacemos algo para cambiar esto, seguro que mejora.
Clara Caracol